En nuestra clínica dental en Carabanchel explicamos a nuestros pacientes que la mordida abierta es una manera de maloclusión caracterizada por dejar un espacio entre los dientes anteriores inferiores y superiores, de tal forma que, al ocluir los dientes, los molares sí contactan mientras que los dientes anteriores no, dejando un hueco de dimensión variable. Hay ocasiones en las que los premolares tampoco llegan a contactar.
Consecuencias de la mordida abierta
La mordida abierta puede deberse a una alteración de los huesos maxilares, generalmente por herencia. También puede estar relacionada con hábitos parafuncionales. El no tener un contacto uniforme en la arcada dental va a provocar que las zonas posteriores sufran más presión y por consiguiente, una rotura o desgaste de ciertos dientes. Un contacto homogéneo consigue que exista una superficie mayor de contacto y que la presión que se ejerza sea menor.
Así mismo, la mordida abierta puede provocar una variación en la articulación temporomandibular por la misma circunstancia, produciendo dolor articular y ruidos articulares. Otra consecuencia es la respiración oral, algo que a su vez puede llegar a provocar halitosis y caries por sequedad bucal. También se pueden producir alteraciones en la fonación, especialmente en sibilantes y por supuesto, una alteración estética.
Una técnica odontológica para solucionar este problema es la interceptiva, esto eso, colocar un sistema que impida una deglución atípica. Consiste en un aparato que se pone en la boca para conseguir bloquear la lengua durante la deglución y de esta forma evitar su interposición.
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